Quedaron a las cinco de la tarde para un perro caliente juntos, él se llevó a su perro y él no.
Dos horas más tarde caminaban juntos sin decir nada, no sabían como romper el hielo. Él, halaba la cuerda para que el perro no fuera tan rápido y así poder seguirle el paso con sus piernas de 42 años; mientras que él intentaba hacer un cubo de rubick, al mismo tiempo que pensaba qué decir.
-¡Cuidado!- Gritó él... Fue lo último que le dijo.
Y sólo quedaron el perro y él, viéndose como si fuera la primera vez que lo hubieran hecho.
sábado, 27 de octubre de 2007
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