Parados en la orilla del mar de Alincha, en la costa de Veracruz, Mónica y Luis vieron cómo la noche levantaba una niebla espesa de las calmadas olas que dormían a esperas del sol.
—Tetis, le dijo Mónica
Luis no volteó.
—Tetis, le dijo Mónica
Luis no volteó.
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