Se venía el vendaval, de sur a oeste, como siempre. Se veía incontrolable, haciendo ruido y anunciando todo lo que un vendaval puede anunciar.
La gente lo comentaba en las calles, los periódicos se jactaban de la noticia y las canciones y los cuentos ya hablaban sobre él.
La solución fue contundente: Un muro de contención hasta que sepamos qué hacer, dijo la autoridad alegando que eso, el vendaval, no podía pasar.
Así se calman los estallidos.
lunes, 5 de noviembre de 2007
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