lunes, 28 de enero de 2008

De cuánto cuesta Moscú, o ¿Cómo suena Notre Dame?



En los 28 países Francoparlantes que conforman la gran lista de barbaries en localidades no alcanazadas, nadie era capaz de responder la encuesta creada por la organización "God is at work" que planeaba, en sus inicios, dejar en un segundo plano del interés mundial el gran problema de alimentación que existía en las espesas tierras africanas.


La serie de preguntas realizadas al común denominador de los países nombrados, cuestionaba y ponía en evidencia la incapacidad de estas personas para relacionar conceptos y encontrar raíces en los planteamientos de intereses bilaterales de las colonias y colonizados. Luego de tres años de estudio permanente y de insistencia que sería luego catalogada de innecesaria por la organización, decidieron cambiar el sistema implementando una nueva mentalidad para afrontar a la población "discapacitada" y así justificar, de una manera u otra, la injusta humillación que había ocasionado la publicación de un artículo de corte informativo en una revista sensacionalista del sur francés llamado: "¿Cómo suena Notre Dame?".


En las inmediaciones de la organización benéfica, Younoussa Djao Abidjan, Secretario improvisado para dar una rueda de prensa en la que se anunciaría los nuevos métodos para evaluar la situación actual de la "United West Africa", preparó con cautela las palabras que había escrito el comité de prensa de la firma, cosa que, bajo su juicio, era de muy mala educación. Encontró el acento que lo afirmaría ante su gente como un embajador e incluso trabajó unas miradas para las cámaras. En pleno proceso, según cuenta él, decidió que era necesario "hacer públicas las infamias que había cometido Stephen Neill", un sacerdote ortodoxo y patrocinantes de las misiones católicas en el continente negro. Para Djao, Neill "había encontrado la manera de sacar provecho económico de unos países que difícilmente se mantienen respirando" y que, para ser sinceros, "ya no tenía sentido todo este asunto de la reforma religiosa".

De los 12.622.000 habitantes que ocupan la capital de Rusia, 3.125.000 tienen una idea remota de dónde queda Seychelles. Su alcalde,Yuriy Luzhkov, embriagado por el frío según las disculpas que pediría dos días después, declaró que sólo Moscú tenía la identidad suficiente para afrontar una guerra de cualquier índole por ella misma. Esto no gustó en las altas cúpulas del partido y de las diez instancias administrativas que llevan esta ciudad con cuidado divino, 6 hicieron incapié en que las declaraciones del alcalde respondían a un estado crítico de desfachatez.

La mañana siguiente de la disculpa, se celebró en las calles de Moscú la segunda marcha del orgullo gay y de respeto a los transexuales. El alcalde, haciendo muestra de su débil habilidad para acomodarse en aguas revueltas, catalogó de "Acto Satánico" lo que ocurría en las calles y mandó siglas ofensivas a los marchistas, que claramente eran todos Homosexuales.


"...mi Moscú nunca ha permitido ni permitirá actos de esta categoría. El orgullo gay moscovita no puede manifestarse libremente, de hecho, no puede llevarse con orgullo. Hay que darle una lección a estos hombres, o lo que sean, llevándolos a todos a la cárcel..."


Cuando se le preguntó por la discusión que existía entre algunos miembros del congreso y un grupo promotor del bienestar ruso sobre la revaloración de Moscú como centro turístico mundial, el máximo mandatario cpaitalino respondió, aclarando la garganta, que "de ser necesario pondría en subasta por un día a la ciudad entera si fuera por su propio bien", luego de esto, descubriendo un poco el cuello, reconoció, "...pero, claro, nuestra Moscú no tiene precio...".

Ahora nos podemos ir de nuevo de paseo.

sábado, 12 de enero de 2008

Memoria olfativa

Yo tenía una flor en la mano izquierda cuando la conocí, era un clavel. La vi caminando por la acera de enfrente a mi casa, yo estaba parado en la puerta esperando a mi abuelo. La recuerdo aún con sus trenzas hechas, su vestido azul y sus zapatos negros. Ella tenía 14 y yo 16. Esa fue al primera vez que sentí el olor de una flor. Yo creía que era un mito, una mentira de la gente eso de que las flores tenían olor, pero ese día, cuando Isabel pasó en la acera de en frente de mi casa me di cuenta de que podía pasar, de que una flor si podía oler a algo.

Luego fueron otras flores, pero Isabel ya no estaba. Las rosas tuvieron olor con Margot, los girasoles con Fernanda y los lirios con Gloria.

Era un niño aquella vez que vi a Isabel, y nunca supe si se llamaba así... Pero ya hoy, viejo, recuerdo sus trenzas hechas, su vestido azul, sus zapatos negros y que olía como un clavel.