domingo, 20 de abril de 2008

Rísiko.

Y entonces pasó. Lo llamaron a pararse frente a la multitud, y miren que para él eso era una multitud. Se paró sin vacilar, pensando en qué estaría pensando alguien del que él se acordaba mientras caminaba al frente. Arrugó el papel que llevaba en la mano y lo mantuvo cerrado mientras proseguía con su marcha. Y entonces llegó.

No supo bien en qué momento terminó la música y empezó el calor, pero encontró un punto que le servía de base para no tener que tartamudear. Pensó en las casualidades, en las consecuencias y en cuántas cosas tenían que haber pensado todas las personas que antes se pararon ahí.

Sin más, decidó leer:

"Al rojo réstale dos y azul
Súmale tres y morado
Tengo más colores para estar a tu lado.

Dormida siempre darás verde
Tango para no perder la cuenta
Colorea tanto el disco que ya sabe un poco a menta.

Ponle dos más al morado
Súmale tres y amarillo
Mil pies para caminar contigo."

Así llamaron al siguiente. Él, ahí, devolviéndose entre palmas, había conquistado Praga.






Para la lluvia.

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