—¿Estás despierto?
—No.
—¿Cómo era que se llamaba…?
—Estoy durmiendo.
—Es cierto, perdón.
—Dime.
—¿No que estabas durmiendo?
—Estaba.
—Vuélvete a dormir, mañana te pregunto.
—¿Y si se hace tarde?
—No, mañana será más temprano, ¿no?
—Tal vez.
—¿Qué quieres que te pregunte?
—Hum… pregúntame si es tarde.
—¿Es tarde?
—¿Tarde para que?
—Bueno, tarde para esto.
—¿Qué es esto?
—Bueno, para que te pregunte si…
—Es tarde.
—¿Qué tan tarde?
—Temprano, demasiado temprano.
—¿Recuerdas el nombre de…?
—Te quiero.
—¿Hasta el sur?
—Se llamaba Café Sur, justamente.
—¿Preparo café?
—Sólo si es del sur.
—Te quiero.
—Sí, un café.
martes, 5 de febrero de 2008
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